domingo, noviembre 24, 2024
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¿Qué es la apnea de sueño y a qué se debe este trastorno?

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IOTA Latino
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Apnea de sueño: Estás inmerso en un sueño profundo y de pronto, despiertas sin aire en tus pulmones. No es tan sencillo como lo describen los médicos. En realidad te despiertas sintiendo que estás muriendo. No hay tiempo para entender que está pasando. El pánico es lo que te arropa pues son los últimos segundos de vida en este mundo. Tal vez, quede un gramo de lucidez para pensar. “Morí durmiendo”.

Apnea es una palabra que hace referencia al cese de la respiración. Normalmente se tiene en cuenta cuando se deja de respirar más de 10 segundos, aunque esto depende del tipo de apnea. P Se le conoce como «Síndrome de Hipersomnia» o «Síndrome de Pickwick». Pero normalmente es referida como apnea de sueño.

Apnea de sueño interrumpido

Las referencia sobre este trastorno del sueño fueron tomados de un artículo de Vitónica. El síndrome en cuestión afecta a más del 4% de los adultos. Además de no ser una cifra insignificante, en los peores casos, este mal puede tener consecuencias fatales.

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La apnea de sueño se manifiesta en episodios repetidos de obstrucción o colapso de la vía aérea superior. Estos tienen lugar mientras la persona duerme, debido a que la vía respiratoria se estrecha, se bloquea o se vuelve flexible. Se puede dar una reducción, o hipopnea, o bien la detención completa del flujo de aire hacia los pulmones.

Esto puede producir, entre otros efectos, una disminución de los niveles de oxígeno y un aumento del nivel de CO2 en la sangre. El súbito despertar permite recuperar la respiración normal hasta que se produce el siguiente episodio. Por lo general, la respiración vuelve a la normalidad, a veces con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que una persona hace cuando se atraganta.

Tres grados de angustia

La duración de las pausas puede variar entre unos pocos segundos a varios minutos. Normalmente se producen entre cinco y treinta veces por hora, aunque es cierto que la mayoría de las personas sufren breves episodios de apnea mientras duermen. La apnea está catalogada según su intensidad. Se considera leve si las pausas ocurren entre 10 y 20 veces por hora. Moderada si ocurre entre 20 y 30 veces por hora y severa si ocurren más de 30 veces por hora.​

Aunque todos sufrimos pequeños episodios de apnea de sueño durante nuestra vida, los hombres son más propensos a sufrirla de manera patológica. La llegada de la menopausia en la mujer equilibra el número de incidencias.

La obesidad es uno de los factores más importantes, ya que provoca una apnea obstructiva, debido a la masa de la persona y a la posición que adopta. Esto provoca una estrechez en la vía respiratoria. También existe un tipo de apnea conocida como «central» que proviene de la falta de señal por parte del cerebro y los centros respiratorios. Ambas se presentan de forma mixta, normalmente.

Somnolencia permanente

El cuadro clínico típico de alguien con apnea de sueño contempla una somnolencia excesiva, que suele ser el primer indicador de la enfermedad. Esta ocurre por la mala calidad del sueño. Al no descansar adecuadamente, la persona piensa peor y más lentamente. En la última etapa se puede desarrollar fatiga crónica.

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Las peores consecuencias de la apnea son una calidad de vida reducida. El cansancio permanente reduce los niveles de actividad física. Al reducirse, se gana peso, aumentando el círculo vicioso. La depresión, la falta de concentración, la ansiedad y otros trastornos también vienen asociados.

Por último, la apnea del sueño parece estar relacionada con un incremento de la aparición del cáncer. En concreto, las personas que pasan más de un 12% de la noche con una saturación de oxígeno por debajo de 90% tienen un riesgo de cáncer más de dos veces superior. Esta relación es importante a la hora de entender la epidemiología de ambas enfermedades.

El factor principal para trabajar la apnea de sueño es un cambio esencial en el estilo de vida. Una dieta saludable y aumentar la actividad física son inherentes al tratamiento. La idea es conseguir una situación física robusta. Con esto debería reducirse el peligro de la apnea del sueño casi por completo.

No obstante, también existen otras medidas más drásticas que ayudan a mantener las vías respiratorias abiertas. Entre ellas están los aparatos de presión positiva continua en la vía aérea. En casos muy concretos, una cirugía maxilar o mandibular, o sobre los tejidos blandos, puede ayudar a reducir el peligro de obstrucción.

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