La celebración religiosa islámica del Ramadán es, técnicamente, un ayuno intermitente pues involucra la no ingestión de alimentos durante el día. Un estudio publicado en la Revista Iraní de Investigación en Enfermería y Parto demostró el efecto beneficioso sobre el estrés de las enfermeras gracias a este modelo de alimentación.
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Pero más allá del ayuno religioso, el ayuno intermitente o IF (Intermitteng Fasting) es un modelo nutricional, una forma de alimentarse, que se basa principalmente en periodos de ayuno y periodos de ingestión de alimentos. Este tipo de alimentación o esta estrategia, tiene múltiples beneficios para nuestro organismo y nuestra salud. Un artículo de Vitonica detalla el patrón.
Patrones de ayuno intermitente
Puede ser de distintos tipos, siendo los más habituales el 12/12 (12 horas en las que no ingerimos comida y una franja de 12 horas en las que sí lo hacemos). El otro es el 16/8 (16 horas en las que no ingerimos nada, y 8 horas en las que concentramos la ingesta calórica). La forma más habitual de llevar a cabo el ayuno 16/8 es eliminar el desayuno y pasar directamente a comer sobre la 1:00 pm. La franja de ingesta de comida iría desde esa hora hasta las 9:00 pm.
Durante el período de tiempo en el que ingerimos comida debemos concentrar todas las calorías y nutrientes necesarios para nosotros, en el número de ingestas que queramos. Pueden ser dos, tres, cinco o las que queramos, dependiendo de cada persona.
Múltiples beneficios
El ayuno intermitente se viene estudiando ya desde hace tiempo y hasta ahora se sabe que tiene diferentes beneficios. Ayuda a reducir la mortalidad y retrasa el envejecimiento, tanto a nivel físico como a nivel de nuestro organismo. Reduce los indicadores de inflamación.
Adicionalmente ayuda a mejorar nuestro perfil lipídico, es decir, nuestro colesterol, además de reducir los triglicéridos. También se ha demostrado que produce efectos positivos sobre la plasticidad neuronal.
Pero la lista de beneficios del ayuno intermitente es más extensa pues limita el crecimiento de células cancerígenas. Y en lo que a la composición corporal se refiere, ayudan a retener masa magra mientras perdemos grasa. También ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina y el uso de la glucosa como sustrato energético.
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Para una persona que debe ingerir un número bastante bajo de kilocalorías, el ayuno intermitente es una buena estrategia. Permite agrupar en solo una o dos comidas, todas las kilocarías que se deben ingerir. De esta forma, la sensación de hambre quedará bastante mitigada.
Es importante recalcar que el ayuno intermitente no es la panacea ya que debe estar acompañado de una alimentación saludable. Es recomendable que antes de llevar a cabo cualquier tipo de cambio en nuestra alimentación es importante que tengamos la opinión de un profesional de la nutrición.