En los últimos tiempos, los venezolanos se las han ingeniado para adquirir los antibióticos y otras medicinas para cumplir con sus respectivos tratamientos médicos.
Enfermarse en el país pasó de ser una necesidad primordial a un lujo; por los altos costos de algunos medicamentos en las diferentes farmacias.
Una persona convaleciente acude a un hospital público y a veces debe costear sus medicinas; porque hay un déficit de fármacos que imposibilita la distribución y cumplimiento de los tratamientos.
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Antes era posible costear los antibióticos, pero de un tiempo para acá se ha tenido un alza en los precios. Hasta los momentos, el metrodizanol de 10 pastillas cuesta Bs. 800.000, amoxicilina 10 píldoras en 1.000.000 y 3 tabletas de azitromicina por 1.600.000.
Aunque algunas farmacias están abarrotadas de personas, es porque muchos consultan precios para buscar la opción más viable al bolsillo y así ingeniársela para adquirir los antibióticos.
Por la constante aceleración de los precios, muchos usuarios manifestaron que no hay un control y regulación de los costos de las medicinas; lo cual es contraproducente para alguien que devenga un salario mínimo y se le presente una emergencia sanitaria.
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