En el imaginario occidental el color blanco es rey. Un ejemplo es la poderosa imagen del Dios judeo-cristiano. A pesar de la retórica anti-racista políticamente correcta, cuesta imaginar al Todopoderoso de la Capilla Sixtina negro como el carbón.
¿Oraríamos con el mismo fervor frente a un batallón de ángeles zambos y querubines saltapatrás? ¿Y qué tal un mandinga resplandeciente de blancura inmaculada? ¿Sería de temer? ¿Nos tentaría hacia la blancura del pecado?
Color blanco significa bueno
Arahdna Krishna, profesora Dwight F. Benton de Mercadotecnia de la Universidad de Michigan se ha hecho preguntas similares. ¿Cómo se transformó el color blanco en una representación de lo que es bueno? Y por contraposición, ¿por qué lo negro suele expresar lo contrario, lo abominable?
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El interés principal de sus investigaciones ha sido inquirir en la formación de metáforas lingüísticas, como las del color blanco. Y a partir de allí, descifrar su influencia en la perpetuación del racismo. Para ello, Krihsna profundiza en la naturaleza misma de las metáforas.
Metáforas poderosas
Para los lingüistas George Lakoff y Mark Johnson, las metáforas son una herramienta cognitiva para comprender lo no sensible. Ayudan a la gente a entender conceptos difíciles y abstractos a través de paradigmas más simples y tangibles.
Por ejemplo, el concepto abstracto de poder está conectado al concepto concreto de altura. De niños, vimos a los adultos como más altos y más poderosos. Entonces, como adultos, seguimos asociando implícitamente la altura con el poder.
En un sentido similar, la nieve fresca y el agua limpia son de color blanco o transparente. Mientras que el agua manchada se vuelve marrón y luego negra. También es brillante y relativamente más segura durante el día, pero oscura y más peligrosa por la noche. Mientras observamos todo esto, empezamos a formar metáforas conceptuales, o conexiones subconscientes, entre el color y la bondad.
Color y moralidad
Los psicólogos Brian Meier, Michael Robinson y Gerald Clore son autores de una investigación de esta implicación. En ella demuestran que el color blanco está implícitamente conectado con la moralidad, y el color negro con la inmoralidad.
Surge la pregunta:¿Podría la relación color-moralidad impulsar el prejuicio racial? La asociación entre el color blanco y la bondad es claramente un factor de prejuicio racial. Pero igualmente, las asociaciones metafóricas pueden incluir animosidad a otras diferencias de apariencia, desde el cabello a la estructura facial.
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Concluye la profesora señalando la vulnerabilidad de las metáforas. “Las metáforas no son infalibles” Lo bueno no necesariamente tiene que seguir siendo representado por el color blanco. “Es posible cambiar conscientemente la forma en que escribimos, dibujamos odiseñamos disfraces”. Y agrega, “con el tiempo, tal vez esto podría erosionar gradualmente algunos de nuestros prejuicios implícitos”.