A veces nos agobian los problemas y pensamientos, pero gritar nos libera de las angustias, de un solo golpe soltamos lo que tienes reprimido.
En un momento de ira, gritar, sería lo más idóneo, pues botas lo malo, y respiras profundo para quedarte con lo bueno.
El simple hecho de gritar, te ayuda a liberar la hormona de la felicidad. A lo mejor al gritar, pensar que estás un poco loco, te puede venir la risa. No es otra cosa, que liberas de esa sensación de rigidez.
Claro, que no puedes estar en plena discusión y gritarle a las personas, no sería educado. Pero, alzar la voz en el cuarto y drenar, es terapéutico.
Según los expertos, el simple hecho de gritar puede salvarnos la vida, ya que suele emplearse para llamar la atención cuando hay peligro, o estamos enojados, por ejemplo.
Así que gritar libera endorfinas, ayuda a liberar las emociones reprimidas y genera una sensación de bienestar y relajación.
Por tanto, un buen grito hace que el cerebro libere endorfinas, que a su vez hacen circular la adrenalina por todo el cuerpo. Permite descargar la negatividad acumulada y alivia la tensión, reseñó Diario 2001.
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