El doctor Kell terminaba su guardia en uno de los hospitales de Bogotá; pero estaba cansado de ver como la delincuencia iba creciendo en la ciudad. La capital colombiana estaba convulsa entre el tráfico de drogas; personas de mal vivir y muchas personas sin rumbo, en aquella década de los ochenta.
Amanda era una enfermera de 32 años la cual conocía todas las intenciones del doctor. “Erres una mujer que necesito para cazar delincuentes, erres perfecta”; decía en su idioma alemán. La sensual enfermera salía en horas de la noche a buscar delincuentes; el doctor había enseñado a la mujer muchos trucos de defensa personal.
Los esfuerzos de las autoridades para combatir a la delincuencia eran infructuosos; Amanda vestía sensual en horas de la noche y siempre se acercaba alguien a robarla. Pero esta sabía dónde y cómo golpear a los delincuentes para dar tiempo a que el doctor llegara.
Los certeros golpes de la mujer a los delincuentes bastaban para dejarlos pidiendo ayuda. El trabajo de Kell era inyectar algunos medicamentos que aceleraban la muerte del sujeto. Los malentes se sorprendían al ver llegar al hombre de barba canosa y rostro de experiencia en la vida.
Kell les decía… “tranquilo muchacho ya te verrás en otro lado de la vida, parra que sigas robando”. Los titulares en la prensa de Bogotá alertaban de un justiciero anónimo el cual dejaba inerte a los delincuentes.
El doctor Kell en Bogotá
Unos estaban a favor y otros en contra, de hecho la policía no estaba investigando. Las personas decían que habían visto a una mujer defenderse del maleante y dejarlo casi inconsciente. Luego veían a un hombre llegar al rescate del sujeto, pero estos terminaban en estado vegetativo.
No todas las semanas ejecutaban los planes en las frías calles bogotanas. Atacaban en las calles donde estaban los delincuentes más peligrosos. Kell era un aficionado de las películas de Charles Bronson; mientras que Amanda aparte de su amante, y ayudante en el consultorio era la mujer que utilizaba para conseguir a los delincuentes.
La historia de Kell en Bogotá es una de las más contadas, el mismo sabía donde atacar y cuando. De hecho se le señaló de ser el autor de que 17 delincuentes quedaran en estado vegetativo. Pero nunca le llegaron a probar aquellos hechos.
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