La soledad tiene muy mala reputación. A menudo se nos habla, y con razón, de las virtudes de conectar con otras personas.
Sabemos desde hace tiempo que vivir con alguien o interactuar con amigos o familiares se asocia a una mejora del sistema inmune, a menores niveles de estrés, a más resiliencia emocional y física e incluso a una mayor longevidad.
En cambio, numerosos estudios señalan que el aislamiento social, incluso en personas jóvenes, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, obesidad, ansiedad, depresión e incluso afecta a la esperanza de vida.
Recientes investigaciones muestran, no obstante, que la mala imagen de la soledad podría empezar a cambiar, pues nos ayuda, entre otras cosas, a regular nuestras emociones.
Aprender a estar solos
Los efectos de la pandemia, con la disminución de actividades en el exterior y el aumento del aislamiento en el hogar han hecho crecer en muchas personas la sensación opuesta a la soledad, un sentimiento constante de sentirse abrumado por tener que estar siempre en compañía.
Como no estamos acostumbrados a ponerle nombre a esta sensación, es posible que la confundamos con otras como la ansiedad, el cansancio extremo o el estrés, especialmente si no sabemos que pasar tiempo a solas puede ser lo que necesitamos para sentirnos mejor.
Sentirnos libres para no tener que seguir a nadie, sin la presión de hacer nada o de hablar, sin tener que hacer planes ni consensuar decisiones puede ser muy liberadora.
También nos puede ayudar a descubrir nuevos intereses y a tener ideas nuevas sin tener que preocuparnos por la opinión de nadie más.
Hay cosas que es mejor hacer a solas
Un déficit de momentos de microsoledad puede llegar a convertirse en un problema si se alarga en el tiempo.
Y es que hay cosas que es mejor hacerlas a solas, sin las distracciones, las opiniones, las miradas o la influencia de los demás.
Cuando realizamos ciertas actividades, sobre todo si nos gustan, sin la compañía de nadie recargamos energía, nos reencontramos con nosotros mismos y nuestras experiencias de otra manera e incluso tenemos tiempo de echar de menos a quienes nos rodean habitualmente.
Estar a solas no es lo mismo que estar solo
Conviene recordar, eso sí, la diferencia entre la soledad, que se da cuando anhelamos la compañía de otras personas y no la logramos, y estar a solas, que implica tomarse de forma voluntaria un tiempo propio entre una y otra interacción social.
La soledad elegida puede ser muy revitalizante, pero no tiene nada de beneficioso cuando la vivimos como un castigo o si nos hace sentir excluidos de los demás.
En un mundo hiperconectado es importante aprender a valorar los pequeños momentos de desconexión y tomarnos de vez en cuando un tiempo para entrar en contacto con nuestras sensaciones internas.
Algunas ventajas que podemos encontrar en ellos y que deberían llevarnos a buscar esos momentos de microsoledad que los expertos recomiendan pueden ser:
- La soledad aumenta la creatividad
- Los momentos de microsoledad pueden mejorar el comportamiento en los niños
- Estar solos para ser más empáticos
- Aprendemos a apreciar nuestra propia compañía
- Mejora tus relaciones
- Te ayuda a incrementar tu resiliencia mental
Sigue leyendo ahora más noticias en nuestro portal: ¿Alguna vez has experimentado soledad estando en pareja?
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