En una época donde se prioriza el poder y los cuadrangulares, Luis Arráez revive la importancia de tener un buen promedio de bateo tras su hasta ahora gran actuación con el madero.
El venezonalo, pese a no contar con la capacidad jonronera de Aaron Judge, Pete Alonso, Yordan Álvarez o sus compatriotas Ronald Acuña Jr, Eugenio Suárez o Gleyber Torres; puede disparar líneas a cualquier dirección del campo, permitíendole embasarse frecuentemente.
«Me encantan los hits», expresó al respecto el jugador de Mellizos de Minnesota. Aunque dichos comentarios no deberían sorprender para un bateador; actualmente el promedio de bateo de toda la liga ronda los .240 y una de cada tres apariciones en el plato termina en ponche, base por bolas o jonrón.
En su cuarta temporada en las Grandes Ligas y la novena en el béisbol profesional, se abrió paso las Mayores gracias a sus hits. Aquí una pequeña muestra de ello:
- A los 17 años, en la Liga Dominicana de Verano, bateó .348 después de firmar como aficionado procedente de Venezuela por $40,000.
- Cuando tenía 19 años en Clase A baja, bateó .347.
- Dos años después, y en dos filiales de ligas menores, logró un promedio de .310 tras regresar de un desgarro en el ligamento cruzado anterior que le preocupaba que terminaría con su carrera; además de necesitar lentes de contacto para corregir su visión.
- Ahora, en las ligas mayores, su promedio de carrera de .320 se volvió el más alto para un jugador con al menos 1,000 turnos al bate en sus primeras cuatro temporadas; desde Ichiro Suzuki (.339) y Albert Pujols (.333) de 2001 a 2004.
«No lo realiza en una época en la que los muchachos lanzan para efectuar contacto, sino en donde el posicionamiento es mejor. El material de los lanzadores es mejor. Resulta más difícil conseguir hits hoy que nunca. Y lo simplifica, aunque hay nada simple al respecto en la práctica o en la teoría. No existe una manera fácil de hacer lo que hace», expresó su manager Rocco Baldelli.
Luis Arráez revive la importancia del promedio de bateo
Semejante actuación requiere una combinación de habilidades de élite de bateo a pelota; la capacidad de batear malos lanzamientos y una rutina maníaca que potencia ambas cosas.
Arráez, detalló al respecto Baldelli, tiene una «coordinación mano-ojo dotada». Adicionalmente, su voluntad de dejar que las pelotas viajen profundamente en la zona y golpearlas hacia el campo contrario no tiene paralelo.
Sus 55 hits al jardín central y al jardín izquierdo esta temporada se ubican solo detrás de Rafael Devers de Boston. Arráez casi nunca hace swing y falla, con el segundo porcentaje más bajo de strikes con swing, en apenas el 3.3% de los lanzamientos, junto al jardinero de Cleveland Steven Kwan.
Pero aquí ente lo más impresionante: su facilidad para convertir lanzamientos fuera de la zona de strike del reglamento en resultados positivos. Mientras que la Liga batea .167, Arráez liga para .318 sin strikes.
Controlar la zona
Incluso con su habilidad para convertir lo malo en bueno, la habilidad de Arráez para controlar la zona lo llevó a recibir más boletos que ponches; para de esta forma liderar la Liga Americana con un porcentaje de embasamiento de .427.
Arráez atribuye su éxito este año a una gira de autooptimización el invierno pasado. Se unió a su excompañero Nelson Cruz en República Dominicana para transformar su cuerpo y fortalecer sus piernas.
Durante su primer entrenamiento, Arráez vomitó. Pronto se adaptó y adoptó un nuevo horario: batea desde las 9 a. m. hasta el mediodía, toma un batido de proteínas, levanta pesas, come, toma una siesta, regresa cerca del atardecer para seguir bateando, duerme, repite.
«[Cruz] trabaja duro todos los días, pase lo que pase ¿Tienes un mal día hoy? Mañana es otro día. Tengo dos días malos, me puedo ir de 8-0, pero mañana es otro día. Me enseñó mucho sobre cómo puedo vivir mi vida. Cómo puedo jugar duro. Cómo puedo hacer mi rutina todos los días. Nunca trabajé como lo estoy haciendo ahora», detalló Arráez.
Apoyo de dos Salones de la Fama
La temporada de Arráez muestra que existe lugar para bateadores que no se obsesionan con la velocidad de salida y cuyo énfasis en el contacto define su forma de ser en el béisbol. No obstante, el venezolano reconoce que, en ocasiones, los bateadores simplemente nacen.
Por ello, su club de fans está poblado no solo por aquellos que pueden apreciar la apariencia de un bateador supremamente habilidoso; sino también por aquellos cuya supremacía en el plato los llevó al Salón de la Fama.
Sus mayores impulsores incluyen a la leyenda de los Mellizos, Rod Carew, ganador de siete títulos de bateo, dueño de un promedio de por vida de .328; y como supo Arráez recientemente, Ichiro Suzuki, quien superó a Arráez como su bateador zurdo favorito en el béisbol actual.
Abanicada tras abanicada, el mundo del béisbol comienza a reconocerlo; ya sea a través de juegos de múltiples hits: sus rtidos esta t24 paemporada están en el primer lugar, detrás del primera base de Seattle, Ty France, para la mayor cantidad en la liga; o grandes hits, como su reciente jonrón ante un cambio de Gerrit Cole.
«Se trataba del enfoque implacable que adoptaba en todo lo que hacía, pero también del factor de alegría que lleva dondequiera que va», indicó Baldelli. «Lo trae cuando camina en el estadio de béisbol todos los días, y cuando sale, obtienes el mismo ser humano».
El juego va y viene y en algún momento, (el próximo año, cuando probablemente que la formación especial a la defensiva se prohiba), devolverá el promedio de bateo a una posición de prominencia.
Luis Arráez, quien tiene como meta ganar este año el título al mejor promedio de bateo, está justo delante de la curva. Menos ponches. Más pelotas en juego. Líneas silbantes. Bateador experto.
Existe un lugar para eso en el béisbol moderno, un lugar al frente y al centro digno de veneración. Para los fanáticos que quieren todo o nada, tómenlo. Los demás conseguiremos a Luis Arráez y se lo agradeceremos.
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