jueves, marzo 28, 2024
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Resolviendo desafíos agrícolas con el análisis geoespacial

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IOTA Latino
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Al igual que los satélites, el análisis geoespacial no es algo nuevo, pero sí es cierto que su uso general no llegó hasta varias décadas después. Su primer uso fue en la década de los 60 en Canadá, con el objetivo de cuantificar los recursos naturales de los que disponía el país en aquel entonces. Desde entonces, su expansión por todo el mundo ha sido vertiginosa.

El análisis espacial permite determinar si la zona analizada ha sufrido cambios recientes, si es adecuada para llevar a cabo determinadas actividades empresariales o identificar tendencias, por nombrar algunas opciones. Gracias a las nuevas herramientas disponibles, el análisis espacial geográfico es más preciso que nunca y los beneficios del uso del análisis espacial en la agricultura no dejan de crecer.

¿Qué es el análisis geoespacial?

Se considera análisis geoespacial al proceso de interpretar y modelizar datos obtenidos mediante el SIG. La información obtenida “en bruto” se procesa con un software especializado y, en función del objetivo que se persigue, la ejecución del análisis será más o menos compleja. La opción de análisis espacial más sencilla sería la visualización de los datos, mientras que enfoques más completos y detallados requerirán un análisis más largo y exhaustivo de los datos.

En general, el análisis espacial consta de 5 pasos: definición del objetivo, preparación y obtención de los datos necesarios para el análisis, elección de las técnicas y herramientas de análisis espacial, ejecución de la investigación y evaluación del resultado obtenido.

Factores clave de la agricultura en Venezuela

Con el sector agrícola a nivel mundial adaptándose a la nueva revolución del sector, con técnicas de producción sostenibles y el uso general de diferentes tecnologías modernas, Venezuela, pese a sus problemas económicos y sociales, pelea por no quedarse atrás. El objetivo de este cambio en la agricultura supone un rayo de esperanza para el país, pues, por un lado, necesita aumentar su producción para alimentar a una gran parte de la población, incapaz de cubrir sus necesidades alimentarias debido a sus pobres ingresos; por otro lado, la posibilidad de hacer crecer al sector para impulsar la débil economía del país. 

Afortunadamente, cerca de la mitad del país es menor de 25 años, lo que permite al país sentirse optimista respecto a la cantidad de gente que puede acabar trabajando en el sector. El país cuenta con más de 50 millones de hectáreas y entre los cultivos más plantados se encuentran el maíz, el arroz, la caña de azúcar y los plátanos y bananas.

Cómo el análisis geoespacial impulsa el sector agrícola

El análisis espacial de datos tiene como objetivo el impulsar una agricultura donde se maximiza el rendimiento a obtener de los cultivos y se reduce el desperdicio de insumos y, por consiguiente, los gastos de explotación. Las herramientas basadas en el SIG también son capaces de estimar la cantidad de cosecha que habrá durante la temporada, que, en combinación con otras tecnologías y datos, pueden generar un modelo de la tendencia en una región concreta o facilitar el cálculo del precio de venta estimado en función de la disponibilidad de un determinado cultivo. El análisis espacial también puede aportar datos sobre el estado del suelo, que ayuda al agricultor a saber dónde y qué cultivo debe plantar para sacar el máximo beneficio.

Más allá de las mejoras en el ámbito tecnológico, su uso contribuye a reducir la brecha entre las capacidades de las grandes empresas y de los pequeños y medianos agricultores, que, por norma general, disponen de menos recursos económicos y de mano de obra. Al mejorar la producción agrícola con tecnología, la humanidad dispone de una mayor cantidad de alimentos, de mejor calidad y sin afectar a los recursos naturales.

Solventar los retos agrícolas

El análisis espacial, gracias a su tecnología de georreferenciación, no solo indica el lugar exacto, también en qué momento se obtuvieron esos datos, lo que es muy útil para aportar información frente a retos relacionados con el tiempo, como tendencias o detección de cambios. Por su parte, las imágenes de satélite aportan información visual sobre cualquier lugar del planeta, sin importar si se encuentra lejos o es de difícil acceso.

La combinación de ambos en el análisis de datos revela una enorme cantidad de datos que proporcionan una visión completa y real de lo que sucede en un lugar del planeta. Gracias a ese conocimiento útil y práctico es posible ir atajando los desafíos que se presentan, tanto a la agricultura como al ser humano en general.

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