Era una tarde sol en la ciudad de Valencia cercana al año 2005, no se imaginó Alejandro Calvo; que protagonizaría el homicidio del contratista. Era una persona bonachona, era uno de los mejores comerciantes de obras.
Ingeniero de profesión para él la seriedad y la responsabilidad hablaban por sí solas; en su trabajo. Medía cerca de dos metros y siempre cargaba un maletín grande; el cual no le sirvió para evitar que fuera el punto central en el homicidio del contratista.
Su orgullo era su hijo con el cual mantenía una comunicación diaria; y donde lo veía como un heredero. Alejandro Calvo era un señor ya cercano a los 55 años; hablaba solo lo necesario en el trabajo.
En los años dorados de Venezuela se le conoció como un hombre de contratos de construcción; de manos limpias. Ya que odiaba manejar contratos manchados de corrupción o tener dinero mal habido.
Al otro lado de la ciudad Jimmy empuñaba un ara prestada por alguna persona de la autoridad corrupta. Era 2005 y lo importante era conseguir dinero; Jimmy no sabia nada de contratos; menos de trabajo y de construcción.
Solo le interesaba una cosa y esta era el dinero, solo eso para poder estar a la moda. Comprarse ropa de marca e irse con una chica a Morrocoy. Jimmy era uno de los famosos motobanquistas de Carabobo.
El homicidio del contratista en El Trigal
Jimmy con el dato del banco se dirigiría a un centro comercial muy famoso en El Trigal. Ya le habían dicho el objetivo; un hombre de la construcción cobraría un cheque. En el banco estaba Arturo que sabía todos los movimientos de Calvo.
Incluso no pensó nunca Alejandro Calvo, que por Arturo se llevaría a cabo; el homicidio del contratista. Calvo le tenía confianza a Arturo pero por la confianza con el cajero; este le dijo todos los movimientos a Jimmy.
Ese martes ya Jimmy había armado el plan y todo estaba listo; solo le faltaría que hacer con el dinero. Pensaba lo de siempre, irse de rumba con cualquier chica de turno. Unos zapatos de marca, comer pollos y comprar varias cajas de cerveza.
Alejandro Calvo iba en su camioneta y la estacionó en el referido centro comercial; de El Trigal. Abrió la puerta de la agencia bancaria y entró, hizo su cola; incluso esperó que Arturo lo llamara. Ya el cajero sabía la cantidad de dinero que siempre se llevaba.
Sangre, dinero y lágrimas
Jimmy sudaba frío cuando vio a Calvo salir de la agencia bancaria; mientras el hombre de la construcción caminaba. El motobanquista lo encaró y obligó a darle el dinero; fue la tarde de el homicidio del contratista.
De hecho Calvo le dijo: ¡Chico me mataste! Al escuchar el disparo; al tiempo que caía herido. Jimmy huyó con su amigo en la moto mientras el hombre de la construcción agonizaba. Llamó al hijo y le dijo… ¡me dispararon!.
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