Este domingo, Venezuela tendrá unas elecciones que permitirán tomar el pulso político del país, con la novedad de que opositores y oficialistas se verán las caracas por primera desde 2017.
Tras varios llamados a la abstención, el principal reto de la oposición consiste en seducir a una ciudadanía mayoritariamente cansada que, según las encuestas, quiere un cambio en el país.
No obstante, los numerosos llamados a no participar en los años previos causaron mella en los posibles simpatizantes de la oposición. Ellos desconfían ahora de acudir a las urnas al considerar que las condiciones no son óptimas.
A ello se suma el mayor mal de los antichavistas: las eternas peleas por salir en la foto que volvieron a la primera línea en estos comicios.
Las disputas llegaron, incluso, al enfrentamiento físico entre candidatos en el estado Bolívar. Allí, al exdiputado opositor Américo de Grazia lo abofeteó el aspirante antichavista Raúl Yusef. Todo, frente a la jefa de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE-UE), Isabel Santos.
La oposición se enfrenta a una alta abstención que siempre se volvió característica de procesos regionales en Venezuela. Pero, a ello se suma la migración de cerca de 6 millones de venezolanos que han abandonado el país en los últimos años. El número supone, según distintas estimaciones, que cerca de 25 % del censo electoral no o acudirá a las urnas.
Opositores y oficialitas se verán las caras en las elecciones
Del otro lado, el chavismo trató de cerrar filas y mostrar una imagen de unidad tras las primarias del Psuv en agosto. En aquella ocasión se mostraron amplias grietas que derivaron incluso en peleas entre simpatizantes de distintos aspirantes a conseguir la nominación del PSUV.
El caso más llamativo lo protagonizaron dos familiares del fallecido presidente Hugo Chávez, su hermano Argenis y un sobrino del mandatario con su mismo nombre.
Ambos trataban de convertirse en candidatos a gobernador del estado Barinas, región natal de Chávez. Sus seguidores se enzarzaron en varias peleas durante la pequeña campaña de primarias que finalmente ganó Argenis, actual mandatario regional.
Ya en campaña, los dirigentes oficialistas superaron -al menos en público- esas diferencias y trataron de acrecentar las de sus rivales para, de ese modo, presentarse como la «única» alternativa «de paz», recordó Efe.
Uno de los rasgos más peculiares de esta campaña resultó la eliminación, por parte de muchos candidatos, del color rojo que identifica al partido e; incluso, la ocultación con mayor o menor éxito de las siglas del PSUV.
Eso sí, los ojos de Chávez, símbolo del movimiento, estuvieron muy presentes, en un intento, según diferentes expertos, de vincularse a su líder; eludiendo la escasa aprobación que tiene su sucesor, Nicolás Maduro.
La gran novedad en estas elecciones en Venezuela consiste en la presencia de una MOE-UE, la primera que envía el bloque comunitario en 15 años.
Pese a las múltiples confusiones -algunas interesadas- que causó, la MOE-UE está desarrollando su labor y emitirá su informe preliminar el próximo martes, dos días después de los comicios.
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