jueves, abril 25, 2024
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El Justiciero del taxi en el DF mexicano

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Esteban, era el justiciero del taxi, estaba obsesionado con la película del Vengador Anónimo y sabía que podría implementar esa ley en México. Era 1977 la capital azteca estaba convulsa con muchas personas del mal vivir; un hambre que reinaba y la pobreza.

Su hermano le había regalado un arma y una noche decidió salir por las calles de aquella agitada ciudad. Precisamente cuando llegaba a una de las esquinas un hombre intentaba asaltarlo. Era muy tarde y nadie se sorprendió al escuchar el disparo.

Huyó del lugar al ver a aquel sujeto muerto, al otro día vio en los diarios que el fallecido era un hombre alto prontuario policial. Juró esa misma noche que dejaría el arma de lado, pero no fue así. Estaba obsesionado con las escenas de la película.

Esteban caminaba por los pasillos más sucios de la capital mexicana, entre cantinas y apostadores de luchas. Allí divisó a un sujeto que estaba señalado de estafa con el cual comenzó a entablar una conversación. Se ofreció a llevarlo en el taxi mientras iban compartiendo tragos.

Pero el estafador no se imaginó la trampa que le tendría Esteban, el cual lo dejó amarrado cercano a una estación policial. Aprovechando la oscuridad de la noche nadie vio al taxista quien huyó del lugar rápidamente.

El Justiciero del taxi

Salía en las noches tanto en su carro como a pie e iba portando el arma, sintonizaba las emisoras para escuchar las noticias. Y se obsesionaba en querer implementar su propia ley de justicia en aquella ciudad.

De hecho, en las estaciones de taxis escuchaba a los demás hombres hablar del justiciero del taxi. Uno de los diarios hizo un reportaje acerca de las extrañas muertes de delincuentes. Estos eran los más buscados pero estaban en libertad.

“Es un hombre que ha llegado a implementar una ley muy parecida a la película el Vengador Anónimo”; pero Esteban cambiaba la radio al escuchar esos relatos.

Permanecía tranquilo y callado cuando los mismos clientes que se montaban en su carro le hablaban del taxista. “Mano ese hombre está limpiando al DF de tantos delincuentes”; pero no le gustaba hablar del tema.

Gracias a ser taxista podía llegar a sitios de la ciudad donde los policías no llegaban. Allí divisaba a sus próximas víctimas. “Hay que cuidarse de un taxista que anda combatiendo a los malhechores”; decían los clientes que subían en el taxi.

Una noche en el DF

Estaba sorprendido ya que como la misma película protagonizada por Charles Bronson la policía lo buscaba. “Buscamos al justiciero del taxi y lo vamos a encontrar”, decía uno de los jerarcas de la policía.

Esa noche vio que los policías de la capital mexicana tenían varios sospechosos. Esteban guardó el arma y decidió no continuar con aquella justicia tomada en sus manos. Hasta ahora es una de las leyendas urbanas más sonadas de Ciudad de México.

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