jueves, abril 25, 2024
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El carretón del diablo en la vieja Caracas

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IOTA Latino
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Era junio de 1967 cuando Caracas comenzaba a ser llamativa para la gente, pero la leyenda del carretón del diablo se mantenía presente. Henry estaba con la ventana abierta en la avenida Urdaneta cuando escuchaba el casqueo de los caballos y los gritos de un hombre.

¡Eeeehhh! ¡Epa! ¿Dónde están? Se escuchaban cercanos al lugar donde estaba el estudiante de medicina.  Henry escuchaba el sonar de unas ruedas de madera por el cual no quiso asomarse a la ventana.

Mientras que su perro en el interior de la vieja casona pegaba brincos y correteaba. Cerró la ventana en aquella noche de junio, para ponerse a rezar. La abuela Amaranta no se levantó con los gritos que se escuchaban desde afuera.

Al otro día conversando con los vecinos, Rafael, uno de los abuelos de la cuadra dijo que era un mal augurio. “Eso no anuncia cosas buenas, ese grito y esa historia de la carreta que pasa no trae buenas cosas”, dijo el anciano.

Semanas después escucharon el viejo tronar de las ruedas de madera sobre la vía capitalina como el singular casqueo de los caballos. ¡Ehhhh! Volvía a decir el hombre en aquella fría madrugada de junio ante una leve llovizna.

El carretón del diablo en Caracas

El abuelo Rafael, como Amaranta hablaban precisamente que cada vez que pasaba aquella carreta y que algunos escuchaban. “Yo no escuché nada”, decía el abuelo Bernardo que vivía por otras casas en aquellos finales de los sesenta.

“No me gusta como comienzan a correr esos perros y a ladrar, los gatos se esconden. No sabemos que sea eso”, decía el abuelo Rafael. Mientras expresaban que el carretón y el hombre lo habían visto en otros tiempos.

“Mi abuelo hablaba mucho de eso, cuando las pestes de Caracas, desde allí es que vienen esas leyendas, cosas de la gente”; decía Antonio. Pero Henry permanecía rezando siempre ante lo dicho por los abuelos.

“Dicen que ese hombre que pega gritos que anda vestido con harapos y con un sombrero, tiene la barba negra, pero pocos le ven la cara”; decía otra de las mujeres. “Yo no creo que pase nada, estamos en los sesenta, ya la luz eléctrica está”; decía Reina.

Finales de julio…

El 28 de julio de 1967 en la noche se escucharon otra vez los gritos por la calle del hombre, el transitar de los caballos y la carreta. La leyenda la asocian muchos con el terremoto sucedido en la capital en julio de 1967.

Dicha historia es una de las más famosas en la capital donde también la asocian con la peste de 1908 y 1918. Como al terremoto que ocurrió en el año 1967 en la capital, hay otra historia escalofriante en San José de Caracas con el mismo carretón.

**«Los personajes y hechos retratados en esta historia son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia«.

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