Después de una larga travesía que duró 112 días, hace 174 años, el 8 abril de 1843 pusieron pie en las tierras de Manuel Felipe de Tovar los primeros colonos provenientes de Europa, con la intención de desarrollar tierras agrícolas con diversos rubros para asentar las bases de una Venezuela próspera.
La historia comenzó en 1840, cuando el General José Antonio Páez ordenó investigar “sobre terrenos incultos, propios para fundar pueblos y empresas para la explotación agrícola, minera y otras industrias de fácil desarrollo, a fin de propiciar la traída de emigrantes europeos”.
Tales investigaciones, consultas, exploraciones y gestiones oficiales fueron hechas por el Coronel Agustín Codazzi, quien hizo posible que un contingente de Kaiserstuhl, ubicado al suroeste de Alemania (en frontera con Francia) llegaran a los altos valles aragüeños.
La aventura para los inmigrantes inició el 18 de diciembre de 1842, cuando firmaron sus contratados en Endingen (Alemania) y emprendieron su camino a pie hasta el río Rin, donde abordaron varias barcazas que llevaron a las familias al puerto fluvial de Estrasburgo. De allí, caminaron durante 21 días nuevamente hasta llegar al puerto francés de Le Havre.
En la fragata francesa Clemente, hombres y mujeres partieron el 19 de enero de 1843 de Europa, y llegaron a La Guaira el 4 de marzo del mismo año. Pero las autoridades sanitarias no los dejaron desembarcar debido a una epidemia de viruela que había sido declarada a bordo, por lo cual fueron sometidos a un período de cuarentena.
Tras haber sido aislada la tripulación, el médico de Sanidad de La Guaira, Dr. Diego Antonio Sierra, realizó de manera inmediata una inspección y declaró que la salud de los pasajeros era buena, con excepción de algunos convalecientes. Codazzi solicitó que fuera suspendida la cuarentena y que los inmigrantes europeos fueran trasladados a Puerto Maya.
Después de ocho días de estar en aguas guaireñas, se les permitió levar anclas para dirigirse a Puerto Maya, pero el tamaño del barco no permitió llevarlo al fondeadero sin que se hundiera, por tal motivo tuvieron que continuar navegando hacia Choroní.
La noticia del barco supuestamente cargado de enfermos llegó a Choroní y el pueblo se alzó para evitar el desembarco, aun cuando la epidemia había pasado. Los peones de las haciendas fueron enviados a obstaculizar que la emigración bajara de la nave, ya que los terratenientes creyeron que si se infectaban sus esclavos, las pérdidas económicas serían terribles.
Al Puerto de Choroní un grupo de 374 personas, comprendidas por 145 hombres, 96 mujeres y 133 niños menores de 14 años pisaron tierras venezolanas, según la Gaceta de Venezuela Secretaría del Interior, Sección Inmigración e Indígenas.
Después de una larga lucha por demostrar que los viajeros no estaban infectados, fueron aislados en la hacienda El Parnaso, de Antonio José Maitín. Desde ese lugar, Codazzi los condujo a través de la montaña y llegaron a Maracay el 29 de marzo de 1843.
En la hacienda La Trinidad, el general José Antonio Páez los esperó y obsequió una fiesta llanera con arpa, cuatro y maracas; además mataron varias terneras y los exhaustos europeos disfrutaron de toda clase de bebidas, como parte de la bienvenida.
Luego continuaron su ruta hacia La Victoria, donde llegaron el 5 de abril de 1843 y tomaron un nuevo descanso hasta tomar el camino de Pie de Cerro en la última travesía que duraría tres días en la intrincada selva aragüeña.
Tierras prósperas
Con el pasar de los años, los colonieros fueron cultivando las tierras al norte de la cordillera, con legumbres, verduras y frutas, cumpliendo así la visión de Páez en sustentar una economía agraria a través de las bondades que tienen las tierras venezolanas.
Zona turística
Durante el Gobierno de Rómulo Betancourt, en el año de 1964 se decreta a la Colonia Tovar y áreas adyacentes como zonas de interés turístico, mediante el Decreto Presidencial Nº 1165. Desde entonces los diversos sectores del Municipio Tovar se han ido integrando al turismo.
Las habilidades de los colonieros para fabricar toda clase de artículos artesanales, junto a la exquisita gastronomía propia de la cultura alemana y las excelentes condiciones climáticas, han permitido vivir a los colonieros con una nueva fuente de ingreso: el turismo.
Con información de prensa Gobernación de Aragua